Por Diana Mondino
Aún con el acuerdo con el FMI, pero sin el presupuesto aprobado, aún no tenemos claro dónde estamos y hacia dónde vamos. Claramente la economía argentina tiene enormes dificultades para crecer. Una propuesta de solución es lograr el déficit cero. Lo proponen múltiples economistas, y es parte del acuerdo con el FMI. Al respecto, ¡no olvidemos que el diablo está en los detalles! Y esos detalles determinarán si Argentina vuelve a crecer.
No es lo mismo tener déficit cero subiendo impuestos que bajando gastos. El sector privado soporta una gigantesca carga impositiva que además es muy desigual: hay quienes pagan muchísimo y quienes pagan poco o nada, independientemente de su nivel de ingresos. Los gastos son muy variados, pero fundamentalmente son salarios y el llamado gasto social. Mucho mejor sería lograr eficiencia en el gasto: que cada salario o receptor del gasto social realmente lo merezca.
La discusión del presupuesto se convierte siempre en el campo de batalla de estas ideas. Son más aquellos que reciben parte del gasto que los que pagan impuestos, y por lo tanto la discusión no es equilibrada. El concepto debería ser que del gasto público nos beneficiamos todos pero sobran ejemplos que esto no es así. Todo gasto específico debiera ser doblemente analizado, esperemos que para 2019 podamos tener esa discusión. No olvidemos que por algo la economía es la ciencia de los recursos escasos!
El impacto del déficit cero sobre la actividad económica será recesivo. La discusión es si dentro de unos meses sigue siendo doloroso o por el contrario, es verdaderamente un alivio. El primer caso será si el Estado (Nación, Provincias y Municipios) sigue ahogando con regulaciones e impuestos, y el alivio vendrá si el Estado reduce su interferencia en la actividad privada. No es verdad que este elevado nivel de gasto fomenta la economía. Si nuestro elevado gasto se financia con deuda, es obvio que no puede ser nunca reactivante: un déficit indica que el dinero no nos alcanza hoy y mañana tampoco ya que deberemos pagar las deudas contraídas.
El proyecto de presupuesto está dirigido a reducción de gastos en varias áreas. Pero también hay aumento de impuestos, fundamentalmente los absurdos impuestos a las exportaciones. No me animo a decir cual efecto primará y tendrá más efecto sobre la actividad económica. De lo que sí estoy segura es que tener déficit es mucho peor que tener un déficit cero, cualquiera que sea la combinación de ingresos y gastos. Es decir, déficit cero es un paso positivo a pesar de la recesión. Ojalá este sea el primer paso para una economía ordenada que pueda crecer.