Hasta esta semana el debate más rememorado en la historia de Estados Unidos había sido, hace 56 años atrás, aquel en que los estrados enfrentaron a Nixon y Kennedy, el primero televisado en país norteamericano. El pasado lunes, la historia puede haber cambiado; Hillary Clinton y Donald Trump dieron más que política, crearon un espectáculo que quedará inscripto en la memoria, no sólo de los estadounidenses, sino del mundo.
Durante hora y media, los dos candidatos presentaron sus políticas económicas, de salud, educación y, sobre todo, de relaciones exteriores. Políticas opuestas que pueden continuar con el curso de un país que se gobierna desde hace ocho años o generar un cambio radical para todo el mundo.
Con el objetivo de analizar el impacto de las políticas y las posibles consecuencias del ganador, Taeda e Infobae organizaron un encuentro que reunió periodistas, políticos y analistas del ámbito. Daniel Hadad fue el encargado de crear un rumbo para que el escritor y periodista Andrés Oppenheimer y el ex embajador estadounidense Gabriel Guerra Mondragón diserten sobre el sucesor de Barack Obama.
“Esta elección era para los republicanos sino tuvieran un candidato tan irritante como lo es Trump”, señaló Oppenheimer quien se mostró a favor de la candidata demócrata aunque asumió que es “muy difícil que un partido gané tres elecciones consecutivas y que los votantes del magnate están mucho más emocionados por votar, en un país donde no es obligatorio hacerlo”.
Si bien Hillary era la candidata preferida de la jornada, se asomó una realidad. La posibilidad de que Estados Unidos viva un ataque terrorista similar al del 9/11. Frente a esta inquietud, Mondragón manifestó que “en caso de que haya que manejar una situación como esta, es Clinton quien tiene la experiencia necesaria para poder hacerlo”. Por su lado, el periodista aseguró que “para el estado Islámico, Trump es el candidato ideal”.
Respecto al impacto que podría tener en América Latina la elección del sucesor al gobierno de Estados Unidos, los disertantes acordaron en que, por un lado, no es una temática que ha sido relevante en las políticas planteadas desde las plataformas de ambos candidatos. Por su parte, Oppenheimer aseguró que "América Latina no está en la agenda de ningún candidato" a diferencia del Pacífico y los países asiáticos como China. Sin embargo, Mondragón advirtió que la próxima crisis que presentará el continente será Venezuela y que “creará un problema serio y el apoyó tendrán que buscarlo en Latinoamérica”.
Respecto a las estrategias de campaña, Oppenheimer sostuvo que “la estrategia de Trump es similar a la de Hugo Chávez: es el y su boca” al explicar que es así que el empresario logra captar la atención de todos los medios de comunicación y postularse como el foco de atención manteniéndose durante tres días seguidos en diarios, radios y noticieros. El periodista explicó que para llevar a cabo esta estratégica mediática “un día hace un comentario escandaloso del que hablará la gente. Al día siguiente ese comentario se analiza y refuta por los periodistas para que, al tercer día, el republicano salga a contradecir y acusar a los medios”.
El análisis lo hace parecer una elección ganada con las razones suficientes para que Clinton logré enamorar a los jóvenes, intensifique el voto de los inmigrantes en el país y termine por captar algunos republicanos que no dan el visto bueno a su candidato. Demostrando que, aunque no emocione a todo un país, sabe hacer su trabajo y que la experiencia política es más que un punto a favor. Mientras tanto, Trump, arrasa contra la figura de Obama y su posible sucesora al esperar el segundo round e intentar recuperarse de las palabras que Hillary le dedicó en el prime time de la televisión mundial.
Una elección peleada, el cliché del debate mano a mano pero que sugiere a Hillary Clinton como la ganadora de la noche, analistas tratando de comprender que podría pasar con el mundo si Donald Trump se consagra como el presidente de Estados Unidos y un mundo a la espera del 8 de noviembre; una fecha que podría marcar un antes y un después en una de las mayores potencias.
Especial de la Semana
El debate, sus candidatos y el cliché norteamericano
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