Por Santiago Bulat
1-
Definición. La industria 4.0 es la nueva forma de producir de manera automática,
independiente y controlable desde cualquier lugar. Se logra con la incorporación de tecnologías 4.0
que conectan el mundo físico con el virtual a través de sensores e internet. A través de ésta, las
empresas pueden acceder a datos en tiempo real y tomar mejores decisiones en todo el proceso
productivo.
2- Categorías. Un reciente trabajo del BID, junto con Cippec y la UIA
permite identificar tres categorías dentro de las empresas argentinas que operan bajo esta
modalidad. La primera abarca a las empresas "cóndor", es decir, las que se encuentran próximos a
la cima tecnológica en su proceso productivo. Solo el 6% de las empresas responden a este
encuadre. La segunda, aglomerando el 45% del total de empresas, se catalogan como "alpinistas" y
son aquellas que emplean tecnología de desarrollo medio, pero a la vez se encuentran en vistas
de cerrar la brecha tecnológica frente a las más desarrolladas. Los "trekkers" corresponden al
49% restante: usan tecnologías de hasta segunda generación y muestran inacción frente al proceso
de cambio.
3- En la Argentina. En nuestro país se observa que cerca del 85% del grupo de
"trekkers" corresponde a micro y pequeñas empresas y que el tamaño promedio tiende a crecer a
medida que nos movemos a los grupos con tecnologías más avanzadas. Por ejemplo, el 70% de las
empresas de mayor tecnología corresponden a medianas y grandes empresas, marcando una clara
correlación entre la aplicación de nuevas tecnologías y crecimiento. Son, a su vez, las empresas
que más invierten en I+D. Solo el 16% de las empresas de menor desarrollo tecnológico destina
cierto presupuesto a investigación, mientras que el 56% de las empresas que cuentan alta
tecnología destinan partidas para ello. Se distingue también una asociación entre grupo
tecnológico y perfil exportador. Existe una mayor preponderancia de firmas que declaran ser
exportadoras en el grupo más aventajado tecnológicamente, y va declinando gradualmente con los
grupos de menor absorción tecnológica. Mientras que el 61% de las empresas cóndor son
exportadoras, en los grupos de alpinistas y trekkers esa porción baja a 45% y 23%.
4- Futuro del empleo. Los debates actuales de esta revolución industrial pueden
organizarse en base a dos ejes. El primero se refiere a la relación entre la automatización y el
nivel de empleo mientras que el segundo eje tiene que ver con la demanda de habilidades. Si bien
todavía no existen respuestas claras para estas preguntas, sí empieza a emerger un consenso
sobre la relación entre máquinas y personas. A medida que las tecnologías se estandarizan y las
habilidades comienzan a adaptarse, la complementariedad entre máquinas y personas tiende a ser
más relevante que la sustitución de uno por otro. De hecho, el porcentaje de empresas que
aumentó su dotación de personal fue superior en las empresas de mayor tecnología que las de
menos.
5- Desafíos. El ritmo del cambio parece más rápido que en las revoluciones tecnológicas previas. Muchas de son desconocidas para gran parte de las empresas. Este conjunto de tecnologías es de propósito general, ampliamente utilizadas, con muchos usos en sectores diversos y fuertes efectos de derrame hacia el resto de la economía. La revolución tecnológica ya es un hecho global y los países más desarrollados han tomado acción al respecto: "Made in China 2025", "Manufacturing USA", "Society 5.0" en Japón, etc. Si la Argentina no quiere quedarse atrás hay que considerar al paradigma de Industria 4.0 como una buena oportunidad para revitalizar al sector productivo.
*Artículo publicado en La Nación