El ministro de Economía habló así en radio y mandó un mensaje por lo bajo a los gremios opositores, que insisten en que una suba del 27%, como quiere el Gobierno, no alcanza para que los trabajadores conserven su nivel adquisitivo.
Pese a que siempre se muestra en desacuerdo de dar cifras concretas, al menos cuando habla de índices de pobreza o indigencia, esta semana el ministro de Economía Axel Kicillof se animó a ponerle un techo a la inflación que sufre la Argentina.
“Según los números que nos están dando ahora, (la inflación) estaría alrededor del 18%, máximo 20%, pero como máximo”, aseguró el funcionario K, que esta semana logró que los gremios kirchneristas firmaran subas salariales del 27%, cifra menos a la que reclamaban.
Esta fue la estrategia que el ministro lleva adelante para disminuir los reclamos de los demás gremios, que no están dispuestos a firmar por menos de una suba superior al 30%. Es así como desde el gobierno nacional se excusan: porque si aseguran que la inflación no sobrepasará estos límites, los números que ofrecen a todos los gremios son altos y sí o sí mejoran el poder adquisitivo de todos los trabajadores.
“Muchos atribuían la inflación al gasto público y la emisión monetaria, y se han tenido que guardar el violín en la bolsa porque esa hiperinflación que anunciaban el año pasado no ocurrió y hasta la estadística más cretina tuvo que reconocer la desaceleración”, aseguró con su tono característico Kicillof, quien además aclaró para resguardarse que la inflación nacional depende también de factores que desde su cartera no pueden controlarse, como los precios internacionales de alimentos y los insumos básicos como el petróleo.
De todos modos, el funcionario K se mostró convencido y advirtió: “Los empresarios que pensaban que iban a remarcar los precios ahora ven que no pueden. Y los trabajadores que pensaban que la inflación iba a ser una dinámica creciente, ahora ven que es decreciente”.