Los impuestos, las condiciones de trabajo, el desarrollo de la industria y la cantidad de participantes en el proceso inciden directamente en los precios de las prendas.
No es algo nuevo escuchar a los argentinos armar viajes de compras a países como Chile o Estados Unidos, en los que hay locales de firmas extranjeras de buena calidad que ofrecen precios mucho más razonables que los que se consiguen en el país.
El tema es tratar de comprender por qué a veces conviene viajar al extranjeros con todos los gastos que eso implica para conseguir prendas, como ser el clásico jean, a precios escandalosamente más baratos: un jean en Miami sale 300 pesos; en Buenos Aires, 1500 pesos.
Las causas principales son dos: las subcontrataciones externas a bajo costo que hacen los países desarrollados y la falta de productividad de los talleres argentinos.
Esta información fue confirmada por un estudio de la UADE, que asegura que una de las causas de la diferencia de precios entre Argentina y EE.UU. es que “las principales marcas norteamericanas o europeas fabrican sus prendas a costos extremadamente bajos en países subdesarrollados, con bajos salarios y pésimas condiciones de trabajo”.
Otro de los factores que identifica es la falta de productividad local: “la gran mayoría de los talleres no funcionan con su máxima capacidad de producción y no logran aplicar economías de escala, lo que aumenta sus costos productivos”.
También influyen en esta disparidad los diferentes canales de venta con distintos grados de legalidad; es decir: cuanto más formalidad, mayor es la cantidad de intermediarios que inciden en la conformación del precio. Y cuanto más eslabones, más es el dinero que se necesita repartir.
Los impuestos no quedan atrás: “la fuerte carga impositiva provocó además que a nivel local haya también mucha tercerización, una manera que tienen los talleres de transformar un costo fijo en uno costo variable”.