Por Federico González Rouco
El lunes se conoció que el Nobel de Economía es para Richard Thaler, uno de los pioneros de la economía del comportamiento, pero lo más importante para esta columna, uno de los culpables de incluir el empujoncito en la política pública.
¿Qué es el empujoncito? Un empujoncito, o “nudge” es rediseñar ciertas actividades del día a día para que, modificando los incentivos a los que nos enfrentamos, podamos tomar decisiones que generen una mejora a nivel agregado. Más simple: es una nueva manera de hacer política pública, sin decir qué hacer sino modificando el entorno para que nosotros elijamos “mejor” qué hacer.
Thaler y su coautor Sunstein dieron forma a una escuela conocida como paternalismo libertario, una polémica expresión con la que engloban políticas que no restringen las opciones, pero sí influyen en el proceso de elección, alterando la arquitectura de decisiones.
Estos empujoncitos se ven muy claros en el día a día. Por ejemplo, en la determinación de qué opciones se fijan por default y cuáles no. Cuando vamos a un restaurant y tenemos que pedir la sal porque no está en la mesa, Thaler estuvo ahí. Cuando somos, aun sin saberlo, donantes de órganos, Thaler estuvo ahí. Socialmente, es mejor que reduzcamos el consumo de sal y que seamos donantes de órganos, por sus efectos en la salud pública y en los gastos a los que debe incurrir el Estado. El ser humano no es racional 100% y ciertos comportamientos responden a la inercia. Rota esa inercia, podemos actuar distinto. Una vez que nos complican el consumo de sal ya no es tan necesario ponerle a todo lo que comemos. Que alguien no sea donante de órganos por no saber cómo inscribirse es totalmente ineficiente, por lo que se asume que todos son donantes hasta que se informe lo contrario. En Estados Unidos hubo un claro impacto de esta lógica en las jubilaciones.
La innovación subyacente en estos re-diseños es que uno puede seguir eligiendo libremente la opción no deseada socialmente (no ser donante, consumir sal) pero el entorno está pensado para que sí la elijamos. Paternalismo libertario.
La opción por default es solo uno de los aportes de Thaler pero también generó grandes aportes en cuanto a cómo el ser humano no piensa y actúa como el homo economicus, esa caricatura robotorizada que solo razona y tiene información perfecta. Nos enfrentamos constantemente a decisiones con poca información por lo que Thaler planteó que ciertas decisiones, como la entrega de tarjetas de crédito, deberían darse con la mayor información posible. De ahí que hoy vemos el CFT en letra grande al lado de las publicidades.
Reseñar un Nobel es muy difícil, casi imposible. Reseñar uno como Thaler es mucho más complejo. Minutos después de enterarse que se suma a la lista de los Nobel dijo que iba a gastar el dinero irracionalmente, llevando al extremo sus aportes a la ciencia. 15 años después de que se le diera el primer Nobel a uno de los padres de la economía del comportamiento, le llegó el turno a Thaler. Solo le faltaba un empujoncito.
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Nobel al empujoncito
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