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Opinión

Claudio Zuchovicki

¿Sirve ser dueño en la Argentina?

La nota de esta semana no es para usted. Si le parece, nos reencontramos en 15 días. Bueno si insiste en seguir leyendo, le cuento que la idea de este texto es proponer un debate entre la experiencia que tenemos los de más de 50 años de edad y las ganas y expectativas que tienen los menores de 30 años. Todo esto, hablando de nuestra Argentina. Y entendiendo que, generalmente, los más viejos describimos pasados para justificar nuestro presente y los más jóvenes describen futuros para justificar su comportamiento presente. La consigna a debatir es: ¿Sirve ser dueño de una casa o un auto? Al serlo, ¿cuánto se limita la libertad?. Pertenezco a una generación de nietos de inmigrantes. Cansados de sentirse errantes, ellos hicieron que el techo propio pasara a ser algo aspiracional: un objetivo para darles a sus familias un lugar propio, seguro. Así, un lugar físico se volvió sinónimo de tranquilidad y estabilidad. Pero ser dueño y tener la tranquilidad de aferrarse a algo nos trae la disyuntiva de saber que, para ser "el propietario" hoy en la Argentina, debemos tener en cuenta los costos de mantenimiento, como el impuesto inmobiliario, las cargas municipales, la tasa de alumbrado, barrido y limpieza, las expensas, el seguro para una casa. Y eso se suma, si se es propietario de un automóvil, a los costos de la patente, el seguro, la cochera, los gastos para contrarrestar el desgaste y otros más. Se suman otros tributos como Bienes Personales o el impuesto a la herencia. Todo esto me lleva a preguntar si realmente soy dueño o si soy inquilino del Estado.

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Gustavo Neffa

Jugar al póker con cartas diferentes a la que esperaba el mercado

Los mercados necesitan saber de dónde van a surgir los ingresos para pagar los vencimientos de la deuda reperfilados, que se traduce en proyecciones macroeconómicas consistentes y un sendero fiscal posible y creíble, además de querer incorporar reformas estructurales y en gastos para ampliar el superávit fiscal primario necesario para atender la nueva carga de intereses resultante. El arte de negociar es una práctica más antigua que la humanidad, y en el caso de una reestructuración deuda, pueden existir diversos caminos. Lo único que sabemos hasta ahora es que no se quiere repetir el mismo tomado hace ya 15 años atrás, que tuvo una actitud totalmente contraria a la actual. El default del 2001 fue una estrategia de choque y un duro impasse de 4 años ininterrumpidos viviendo con lo nuestro. Bajo las condiciones actuales de la economía argentina la misma estrategia podría ser letal dado que se intenta volver a la senda del crecimiento lo más rápido posible, en una economía mundial no se encuentra en el mismo estado ni los precios de las materias primas nos están dando una mano, y no tenemos superávits gemelos para “vivir con lo nuestro”, ente otros factores. Sobre el final de la semana se han escuchado distintas versiones sobre los que sería la posible oferta a los acreedores soberanos. Una de ellas nos estaría indicando que el Gobierno actual no pondría un dólar en todo el primer mandato de Alberto Fernández y es extremadamente benigna, lo que impulsó el valor de los bonos. Se habló de...

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